29 - Entre la playa y el cielo


Mi cuerpo será camino,le daré verde a los pinosy amarillo a la genistacerca del mar, porque yonací en el Mediterráneo

Joan Manuel Serrat, Mediterráneo

Después de un sueño reconfortante, recogemos el campamento con la profesionalidad que nos confiere la experiencia y empezamos a andar en dirección a un peaje. En poco tiempo coseguimos un coche que nos acercará a la entrada de Liubliana. Se trata de una pareja croata. Ambos trabajan como informáticos en un proyecto para una app relacionada con el alzheimer. Son viajeros y han visto unos cuantos paises.

Nos invitan a un bocadillo y nos cuentan algunas aventuras, antes de despedirnos en la parada de la autovía a unos 5 kilómetros de la ciudad. Entramos andando en la capital y, cuando llegamos al casco vejo, nuestra labia nos consigue la comida del día.

Recoremos Liubliana y salimos hacia la carretera de Italia. Hacemos autoestop y nos recoge un chico que nos saca de la radial y nos deja mejor posicionados para seguir haciendo kilómetros. Tras unas horas de espera, nos para un relaciones públicas que nos acercará a Koper, una localidad importante en la frontera.

Una vez llegamos, nos enseña la ciudad y nos cuenta la historia que hay detrás de sus calles. También nos habla acerca de sus viajes como mochilero por Argentina y Brasil antes de decidir llevarnos a una pensión fuera de Koper donde trabaja un conocido suyo para invitarnos a pasar la noche allí.

Nos despedimos de él y nos quedamos un rato con el hostelero y unos amigos que están preparando una fiesta sorpresa de cumpleaños para el día siguiente. No aguantamos mucho ya que necesitamos dormir, y nos metemos en la habitación en cuanto tenemos oportunidad.

Por la mañana nos levantamos tarde y, después de comprobar que no existe la opción de hacer barcostop a Venecia, salimos a la carretera.

El primer coche del día pertenece a una enfermera que nos acerca cinco kilómetros hasta el último pueblo de Eslovenia. Podemos cruzar a Italia a pie, así que no perdemos tiempo  y nos ponemos a andar las tres horas que nos separan de la frontera.

De camino, encontramos una casa de verano frente al Mediterráneo aparentemente vacía y paramos en la terraza para cocinar y comer con unas vistas privilegiadas. Continuamos andando hasta que encontramos una gasolinera donde hablamos con un goliardo (a grandes rasgos, el equivalente a un tuno en Italia) de madre española que nos lleva al siguiente pueblo.

Una vez allí, nos paga un autobus hasta Trieste, donde volvemos a intentar coger un barco hasta Venecia, pero tampoco hay conexiones entre ambos puertos, así que llegamos a la ciudad de los canales en tren.

Subimos a un vaporetto en la estación hacia la plaza de San Marcos. En el barco conocemos a una familia de argentinos con los que no paramos de hablar de su país, de la alegría de viajar y de literatura.

En el centro nos despedimos y comenzamos a buscar un albergue barato. Al no encontrar nada que se ajuste a nuestro presupuesto, nos ponemos a buscar una alternativa y encontramos damos con una puerta abierta que nos viene de lujo. El hueco de debajo de la escalera con las cajas de luces como única decoración nos servirá de cobijo. Todo es parte de la aventura.


Mapa de ruta:


Transición de fotos:
29 - Entre la playa y el cielo


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