27 - Autostop fail
Pregúntate si lo que estás haciendo hoy te acerca al lugar en el que quieres estar mañana
J. Brown
Apenas nos levantamos, comenzamos a mover el tema del pasaporte. Llamando a todas las embajadas y consulados españoles de varios países vecinos, averiguamos que la mejor opción es Sofía, a trescientos kilómetros de Estambul, y que el precio del mismo excede a nuestros limitados recursos.
No nos queda más remedio que renunciar a nuestro objetivo actual, o al menos posponerlo para nuestro próximo viaje. Decidimos alejarnos del Mar Negro por la costa mediterránea.
Damos una vuelta por el casco antiguo de Varna para aclarar las ideas antes de buscar un punto estratégico dode continuar haciendo dedo. Una gasolinera a las afueras de la ciudad parece la mejor opción. Después de varias horas sin éxito, descubrimos que en este país es menos común la práctica del atostop y decidimos ir a la estación, donde cogemos el último tren hacia Sofía.
Nos piden los tickets, como de costumbre, y acto seguido nos encontramos en un pequeño pueblo con una carretera semiabandonada que bordea la costa. Comenzamos a andar en dirección hacia la autopista y, después de una hora de camino, hacemos una parada para comer junto a una fuente de agua natural.
Una vez saciados continuamos andando, siempre atentos a los coches que pasan por nuestro lado para sacarles el dedo. Otros cinco kilómetros más tarde y bañados por la luz de la luna, encontramos una planta química y un buen parking lleno de camiones que esperan para ser cargados.
Hablando con varios camioneros, damos con uno dispuesto a acercarnos a Popovo, a mitad de camino de la capital. Nos dice que aún le quedan unas horas para cargar el camión, y nos da pan y chorizo para que cenemos mientras le esperamos.
Durante la eterna espera se nos acerca otro camionero que nos invita a su vehículo para evitar el frío de la calle. Nos da café, más comida y nos ofrece dormir en su camión si el que esperamos no aparece, como finalmente sucede. Nos cuenta cosas de su país, su cultura y su música.
A pesar de la gran amistad que forjamos durante la noche, el día siguiente arranca y debemos avanzar, así que a las siete y ya en pie, nos ponemos con el autostop en la misma carretera de ayer, algo más transitada por la mañana.
Después de escuchar toda clase de negativas, se nos acerca un ciclista que por gestos nos dice que nos puede llevar a Varna donde comprar un billete de tren a Sofía. Accedeoms y le acompañamos andando hasta el pueblo más cercano, Devnya, donde vive con su familia.
Nos invita a su casa, donde conocemos a su señora y a sus dos hijos, que hablan nuestro idioma porque han trabajado en España unos años, aunque ahora han tenido que volver a su país. Hablamos del panorama laboral en nuestros respectivos países y nos dan de comer bien.
Después nos llevan a la estación, donde tiramos de nuestro limitada cuenta de emergencia para pagar dos pasajes a la capital y nos despedimos antes de entrar al tren. La revisora se muestra amable con nosotros esta vez y nos alivia viajar sin el riesgo de terminar tirados en un pueblo pequeño.
Dormimos un rato y nos levantamos entrando a Sofía. Hoy es día de lujos, así que decidimos tirar de cartera para pasar la noche en un sitio decente y encontramos un hostal que sirve a nuestro propósito. Serbia, allá vamos.
Mapa de ruta:
Transición de fotos:
27 - Autostop fail
Síguenos en Twitter