30 - Italrraíl


Los que sueñan de día son conscientes de muchas cosas que escapan a los que sueñan sólo de noche.

Edgar Allan Poe

Nos levantamos a hurtadillas haciendo el mínimo ruido posible, aunque no podemos evitar ser vistos por un vecino al que no hace mucha gracia nuestra intrusión en su portal.

Todavía nos queda Venecia, así que la recorremos de vaporetto en vaporetto durante la mañana para poder salir hacia Padua a mediodía. Cogemos un tren y nos plantamos allí sin problemas y apovechamos para visitar la tranquila ciudad italiana y comprar provisiones con las úlimas monedas de las que disponemos.

Después de ver lo más característico, queremos seguir viajando y nos colamos en otro tren hacia Verona. Los regionales apenas tienen controles de billete en este país, por lo que, ya entrada la tarde, comemos en el coliseo de la ciudad y nos disponemos a hacer turismo.

Vemos la casa de Julieta y paseamos por el casco viejo y las calles principales de Verona antes de volver a subirnos en el tercer tren del día en dirección a Milán. Esta vez encontramos revisor, así que antes de llegar a Brescia tenemos que hacer un trasbordo para llegar a Romano di Lombardía, un pequeño pueblo que se encuentra a pocos kilómetros de la capital económica de Italia.

Hemos pensado que encontraremos un mejor lugar para acampar aquí antes que en una gran ciudad y no nos equivocamos. Tras conseguir una exquisita cena y dar un paseo por las desérticas calles del lugar, cruzamos junto a un edificio en obras y nos planteamos la posibilidad de acampar allí. Sin discutirlo mucho, empezamos a montar la tienda y nos quedamos dormidos con el sonido de las campanas de la iglesia dándonos las buenas noches.

Al día siguiente, después de recoger todo y desayunar en la estación, cogemos un tren a Milán. Aprovechamos para ir al consulado español para denunciar el robo de la cartera, pero se encuentra cerrado y solucionamos el problema en una comisaría de policía cercana.

De camino al Duomo, conocemos a un valenciano que trabaja en la recepción de un importante hotel de la ciudad con quien hablamos sobre los alquileres de piso en el centro. Pensamos que esta información servirá de ayuda a un familiar que está a punto de venir a Milán para estudiar una beca Erasmus.

Pateamos el casco viejo antes de volver a la estación. Pretendemos coger un tren a Génova y seguir así hasta Mónaco, desde donde recorreremos la costa del sur de Francia de nuevo con nuestros pulgares.

Montamos en uno que va a Alessandría y desde allí en otro directo a Savona. Para llegar a Ventimiglia, el siguiente tren se detiene a mitad de camino debido a un derrumbamiento en las vías, y la compañía de ferrocarril pone un autobús en el que apenas nos cuesta colarnos.

Con prácticamente todo el norte de Italia recorrido en dos días, nos las apañamos para conseguir una abundante cena y encontramos el lugar idóneo para pasar la noche: un autobús de línea aparcado junto al puerto que nos protegerá del frío y en el que dormiremos más cómodos de lo que se pueda imaginar.

Finalmente, nos acostamos con un "Bouna notte" en los labios y un "Bonjour" en la cabeza.


Mapa de ruta:


Transición de fotos:
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