21 - De los Alpes a Baviera


y va el capitán pirata,

cantando alegre en la popa,

Asia a un lado, al otro Europa,

y allí a su frente Estambul.

Canción del pirata, José de Espronceda

Desayunamos un té caliente y pan con crema de cacahuete y salimos de la estación. Zúrich nos tiene preparado un día excelente y ponemos en hora nuestros relojes impresionados por el cambio radical tanto en lo cultural como en lo urbanístico.

Pasamos el día descubriendo la ciudad, no sin antes seducir a la camarera de una cafetería para que nos guarde las mochilas. A media tarde y sin haber comido, saltamos en un tren hacia Múnich, aunque nos echan en St. Margrethen. La escasa afluencia de trenes en esta estación nos obliga a buscar un sitio a cubierto donde pasar la noche, pero el cansancio acumulado en un día en el que no hemos parado de andar hace que nos conformemos con su sala de espera.

Mientras preparamos nuestros sacos, somos interrumpidos por un individuo visiblemente ebrio quien, al ver nuestra situación, nos invita a acompañarle a una casa de acogida, oferta que rechazamos inmediatamente.

La reacción de nuestro presunto anfitrión confirma nuestras sospechas: el borracho se siente ofendido ante nuestra negativa y comienza a ponerse violento. Por medio de paciencia y dialéctica, conseguimos deshacernos de él y, una vez solos, podemos conciliar el sueño.

Por la mañana salimos temprano en tren y llegamos a Múnich sin problemas. Tenemos todo el día para disfrutar de la capital alemana de la cerveza y no perdemos el tiempo. Activamos el chip de turistas y vemos Marienplatz, con su característico carrillón, la catedral Fraunkirche, la plaza del mercado... sin poder evitar hacer una parada para degustar las dos especialidades del lugar: unas salchichas acompañadas de una buena cerveza.

De vuelta a la estación, decidimos meternos en un tren hacia Praga, pero nos invitan a dejarlo en Landshut, donde cambiamos de parecer y actualizamos nuestra ruta entrando en otro tren dirección Viena. Esta vez sin altercados, llegamos a la capital austriaca ya entrada la noche.

Buscando un sitio para dormir, hablamos con un hippie que vive en un bloque de pisos cercano y nos permite acceder a su edificio. Allí encontraremos lo que será nuestro hogar esta noche: el rellano de las escaleras del garaje. Esquivando el frío una vez más, nos metemos en el saco con un nuevo objetivo: Estambul.


Mapa de ruta:


Transición de fotos:
21 - De los Alpes a Baviera


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