33 - Rumbo a casa
Uno cree que va a hacer un viaje, pero enseguida es el viaje el que lo hace a él.
Nicolas Bouvier
La mañana nos pilla todavía sin haber pegado ojo y nos despedimos del guardia de seguridad de la biblioteca de la facultad de económicas de la Universidad de Barcelona, que mira desconcertado como salimos con las mochilas en dirección al tranvía.
El trayecto se nos pasa volando y nos despiertan en la última parada, San Feliu, donde nos queda recorrer un buen trecho a pie para llegar a la salida de la autovía. Las nubes tienen un color rojizo y caminamos inevitablemente boquiabiertos hasta una gasolinera que utilizaremos como nuevo punto de operaciones para sacar los pulgares, no sin antes haber conseguido un café y un montadito para desayunar.
Llevamos varios días sin dinero y nuestras últimas reservas de comida las regalamos ayer a nuestras amigas austríacas, de modo que disfrutamos como nunca de este aporte de energía y volvemos a la carretera.
Preparamos un cartel a Lérida y dividimos fuerzas entre una rotonda y la propia gasolinera con la suerte de que nos pare un camión que va en nuestra dirección. El conductor se pasa todo el viaje hablando sin parar acerca de la dura vida del camionero, de sus destinos habituales, sus intempestivos horarios de trabajo... incluso nos da unas lecciones de mecánica y nos explica las diferentes cargas que puede llevar.
Nos despedimos de él en un polígono industrial de Lérida y antes de que nos demos cuenta nos subimos en otro coche con una madre y su hijo, que nos dejan mejor situados en una rotonda en la autovía en dirección a Huesca.
Ya mejor encaminados y después de intentar conseguir otro vehículo sin demasiado éxito, nos desplazamos un kilómetro por el margen de la autovía hasta una gasolinera. Apenas diez minutos después, conocemos a un estudiante de forestales que se ofrece a llevarnos a Almacelles. De camino nos habla de su afición a la escalada y de algunos lugares por la zona donde suele practicar su hobby.
Nos acerca a la salida del pueblo y, a pesar del escaso tráfico de esta carretera, finalmente se detiene un cartero de Tamarite de Litera que nos lleva hasta su pueblo. Él, además de haber viajado de mochilero por Sudamérica, tiene amigos que se han movido por los cinco continentes y nos pasamos el poco tiempo que dura el trayecto hablando de uno de nuestros temas favoritos.
Nos deseamos lo mejor antes de despedirnos y todavía vemos su coche alejándose cuando ya nos ha parado un hombre mayor que nos lleva a Binéfar. Nos cuenta como eran todos estos pueblos cuando él era un niño y cómo ahora la juventud tiene más facilidades para viajar y conocer mundo.
Le damos las gracias frente a una gasolinera y nos apresuramos a conseguir el que será el último autostop del día: dos amigos jóvenes que han parado a lavar el coche nos llevan a Monzón y nos dejan en la puerta de casa.
La comida a la que nos invita una buena amiga de la familia sabe a gloria, casi tanto como la siesta que sigue a la misma y equiparable a la tan deseada ducha que viene después. Ahora podemos disfrutar de estos placeres un par de días antes de salir hacia el último destino y el lugar donde comenzó este viaje: Madrid.
Mapa de ruta:Transición de fotos:
32 - Rumbo a casa
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