19 - La pata de conejo


Un viaje se mide en amigos, no en millas.

Tim Cahill

Nos despedimos del recepcionista y le devolvemos las llaves antes de dejar nuestro hotel. Vendemos algunas cosas que nos sobran en un Cash & Converter para poder comprar el desayuno de los próximos días. De camino a la terminal del ferry, pasamos un buen rato con unos chavales que improvisan un rap sobre nuestra aventura y cuando finalmente llegamos allí, nos vemos en apuros haciendo autostop literalmente contra viento y marea.

En un descanso para comer algo, hacemos el que será nuestro mayor hallazgo gastronómico hasta el momento: una sopa de fideos de preparación rápida con agua caliente. Unas horas más tarde sin mucho éxito, hablamos con una conductora que nos ofrece una sola plaza en su coche ya que lleva mucho equipaje, pero nuestra insistencia y nuestras habilidades para jugar al tetris con su maletero nos conceden tres pasajes a Francia.

Una vez en el vehículo nos enteramos de que nos llevará más lejos: nuestra conductora es una alemana residente en Inglaterra que vuelve a casa para ver a su familia en estas fechas y nos puede acercar hasta Amberes. Esta vez sin problemas fronterizos, cruzamos de nuevo el Canal de la Mancha y, tras unas horas de conducción temeraria, nos despedimos de nuestra nueva amiga en tierras belgas.

En la puerta de un bar de camino a la estación, nos paramos a hablar con un par de holandeses que han salido a tomar el aire. Nos cuentan que hay una amenaza de bomba para el próximo día en la estación, por lo que los controles de seguridad serán mayores y nos resultará difícil llegar hoy en tren a Amsterdam. Lo intentamos de todas maneras, pero no tenemos suerte.

Decidimos volver al bar de los holandeses, que no dudan en invitarnos a una ronda en cuanto nos ven aparecer por la puerta. Forman parte de un equipo de fútbol y han viajado con sus parejas a Amberes para pasar aquí Nochevieja.

Antes de la segunda cerveza, uno de ellos se ofrece a pagarnos un hotel y su hermano nos insiste para que les acompañemos a seguir de fiesta por otros locales, así que con las mochilas en la habitación, nos vamos a disfrutar de las costumbres holandesas convencidos de que nuestro nuevo compañero, el mochilero venezolano, se ha convertido en nuestra pata de conejo.


Mapa de ruta:


Transición de fotos:
19 - La pata de conejo


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