05 - Un objetivo
Vive como si fueras a morir mañana. Aprende como si fueras a vivir para siempre.
Mahatma Gandhi
Amanecemos a media mañana y, remoloneando, nos vamos poniendo en camino. Recorremos unos pocos kilómetros andando hasta una vía de servicio a la salida de Vitoria. Casi automáticamente comenzamos a buscar transporte con la intención de recoger el móvil y acampar en Francia. Nos subimos a la furgoneta de reparto de un panadero que nos habla de como afectó la crisis a su pueblo y a su oficio antes de apearnos a la entrada de un pueblo de Navarra.
Una gasolinera y una rotonda son nuestras mejores opciones de salida y, por una vez y sin que sirva de precedente, la segunda parece darnos más posibilidades que la primera. Nuestra decisión parece acertada ya que, en apenas un rato, nos encontramos adelantando camiones de la mano de un reservado conductor con el que apenas cruzamos unas palabras.
Ya en Pamplona y fuera del coche, el viento sopla con fuerza y nos vemos en la necesidad de estrenar algunas capas que hasta el momento no habíamos necesitado sacar de la mochila. Apenas entran coches en la autovía y tenemos suerte de encontrar a un chico dispuesto a acercarnos a la primera gasolinera. Allí conocemos al que será nuestro compañero de viaje por un día: un autónomo que trabaja distribuyendo recambios por talleres de toda España. Mientras hace su pausa para comer, aprovechamos para devorar unos sandwiches que nos preparó nuestra anfitriona de la noche anterior.
Después de llenar el estómago, retomamos el camino. Nuestro conductor nos llevará a Sangüesa. Por el camino, compartimos una animada conversación con todo un hombre de mundo. Una vez llegamos, se compromete a acompañarnos a Jaca si cuando termine su entrega laboral seguimos en el cruce. Una hora y media más tarde, vencidos por el reducido tránsito de vehículos frente al hotel, reaparece nuestro amigo cumpliendo su palabra. Tras una parada rápida en Puente de la Reina para recoger el móvil, volvemos a la ciudad donde estrenamos "el caracol". Nos detenemos en un supermercado para aprovisionarnos y atravesamos Jaca. En el camino empezamos a ver los primeros restos de una de las primeras nevadas del año.
Ya con unos kilómetros andados, nos recoge una miembro del cuerpo de bomberos del Somport que nos acerca a su lugar de trabajo al otro lado de la frontera. Lo primero que vemos de Francia es un manto blanco. Hundimos nuestras botas casi hasta las rodillas en la nieve mientras ella consulta con sus compañeros la posibilidad de acercarnos a unos refugios de montaña donde montar nuestra tienda. Su asentimiento nos ofrece la oportunidad de pasar la noche bajo techo. Después de acercarnos allí y de hacernos con ella la foto de rigor, nos despedimos y procedemos a explorar el terreno. Finalmente, un edificio derruído parece la mejor opción para desplegar "el caracol". Habitación por habitación, sopesamos sus ventajas y desventajas hasta decantarnos por la mejor y montamos campamento. Con el móvil y en Francia, misión cumplida.
Transición de fotos:
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