03 - Historias de carretera
Viajar es fatal para el prejuicio, la intolerancia y la estrechez de mente.
Mark Twain
Nos despertamos al ritmo de las pisadas militares que bordean nuestro campamento en su entrenamiento matutino y nos preparamos para continuar. Bajamos a la gasolinera y empezamos nuestra labor. Camioneros y particulares nos rechazan muy simpáticos excusándose por no poder acercarnos hasta Pamplona. Finalmente, accedemos a viajar con un panadero que se ofrece a llevarnos a Puente de la Reina. Allí desayunamos y, frente al bar, sacamos el dedo para seguir nuestra ruta. Un coche de la Guardia Civil se detiene junto a nosotros y nos pide la documentación informándonos de que nuestra forma de viajar tiene ciertas complicaciones legales, pero deciden hacer la vista gorda.
En apenas diez minutos nos subimos en el coche de un ingeniero navarro que nos cuenta que acostumbra a parar autoestopistas. Comenzamos entonces una animada charla política al ritmo de los volantazos de nuestro conductor, que tiene por costumbre invadir a placer todos los carriles de la autovía.
Una vez llegamos a Pamplona, nos bajamos en una gasolinera en la carretera de circunvalación de la ciudad, un punto poco estratégico si nuestra intención es salir hacia Bilbao. Allí nos damos cuenta de que hemos olvidado un móvil cargando en nuestra anterior parada. Tendremos que lidiar con este incidente cuando lleguemos a Torrelavega, no es momento de dar la vuelta. Ahora estamos ocupados hablando con un padre de familia que se ha ofrecido a ponernos en el camino correcto y nos lleva a otra vía de servicio mejor situada.
Nos subimos a otro coche en un tiempo de espera record. Lo conduce una profesora de euskera joven y guapa que se dirige a Zarauz. Nos turnamos para hacer la guardia: mientras uno de nosotros recobra fuerzas entre ronquidos, el otro trata de aprender algunas palabras en vasco.
Nos apeamos en una gasolinera antes de llegar al pueblo de nuestra conductora y, en un suspiro, volvemos a conseguir coche gracias unas estudiantes de cooperación internacional que comparten con nosotros sus experiencias de voluntariado en Sudamérica y Asia. Nos hablan del impacto que les produjeron las fuertes desigualdades sociales de India y el choque culturl que supone conocer de cerca el problema de la pobreza. Nos llevan a una de nuestras más habituales zonas de transbordo (patrocinada en este caso por Repsol) y, para no romper el ritmo del día, el primer hombre al que preguntamos accede a llevarnos hasta Islares. Desde allí esperaremos a un amigo de Torrelavega en la que será la última etapa del día.
Nuestro conductor resulta ser un médico cubano que tuvo que homologar sus estudios en España y especializarse. Vino de Francia, donde no tuvo mucha suerte, y terminó estableciéndose en un pueblo cántabro. Nos confiesa que le recordamos a él cuando era joven y los problemas de dinero le obligaban a viajar a dedo. Al fin, llegamos a la parada acordada donde esperamos nuestro último convoy del día. Nos toca realizar otra parada técnica para reencontrarnos con viejos amigos, pero en cuatro días volvemos a la carretera.
Mapa de Ruta:
Transición de fotos:
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