34 - Camino a Madrid


“Nuestras maletas maltrechas estaban apiladas en la acera nuevamente; teníamos mucho por recorrer. Pero no importa, el camino es la vida”.

Jack Kerouac

Después de varios días de merecido descanso en Monzón, iniciamos nuestro camino de retorno a Madrid. Preparamos las mochilas y dejamos la casa como los chorros del oro antes de salir a la carretera.

Pretendemos salir pronto, pero para variar la hora se nos hecha encima y prácticamente a mediodía estamos en las afueras del pueblo. En muy poco tiempo nos recoge un profesor de Educación Fisica y nos lleva a Barbastro. Allí nos toca andar un par de kilómetros hasta un desvío donde continuamos nuestra odisea autoestopística.

Nos para un chico que acaba de empezar a trabajar en una planta química de la zona y nos cuenta acerca de su profesión y de su época universitaria en Salamanca. Nos despedimos en una rotonda muy poco estratégica desde la que nos toca andar un buen rato hasta una gasolinera.

En el trayecto, la presión del viaje despierta ciertas tensiones. El cansancio acumulado durante el viaje y la poca distancia que nos separa del final de nuestra aventura hacen mella de forma palpable por primera vez en lo que llevamos recorrido.

Llegamos a la vía de servicio y convencemos a un camionero para que nos lleve hasta las inmediaciones de la capital maña. Volvemos a calzarnos las botas y volvemos a caminar a un lado de la carretera cruzando un canal, un puente sobre el Ebro, atravesando campos y algún que otro obstáculo añadido hasta un nuevo acceso a la autovía

Después de un par de horas sin suerte que aprovechamos para tomar el almuerzo, nos recoge un mecánico que nos avanza unos pocos kilómetros y nos deja muy bien situados frente a un bar de carretera. Disfrutamos de la puesta de sol antes de que un ejecutivo acceda a llevarnos hasta Algete, ya a un paso de nuestro destino.

Por el camino nos habla de su trabajo y nos cuenta toda clase de anécdotas con sus clientes, con los que tiene reuniones por todo el mundo. Nos cuenta que también es dibujante y escritor en sus ratos libres. Realmente disfrutamos de su compañía.

Unos familiares que saben de nuestra llegada se ofrecen a venir a buscarnos: no pueden resistirse a formar parte de alguna manera en nuestra aventura. Pasamos nuestro último trayecto contándoles las historias más apasionantes y épicas de este viaje.

Al fin en Madrid, hacemos la que será la última foto de pulgares con ellos y vamos a cenar a casa, poniendo punto y final a esta gran aventura, que no será para nada la última de nuestras vidas.


Mapa de ruta:


Transición de fotos:
33 - Camino a Madrid


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